El año nuevo será… Como queramos construirlo

Despedimos el año, el calendario se renueva y, con ello, el ritual colectivo de imaginar un nuevo comienzo y de aspirar a que el tiempo “nos traiga” un camión de sueños anhelados. Pero el año que iniciamos no es, en esencia, más que un conjunto de días, horas y minutos que se despliegan ante nosotros como un lienzo en blanco que solo encierra la oportunidad de redefinirnos, marcar nuestra historia y de construir activamente aquello que deseamos ser y lograr.

Jean-Paul Sartre, filósofo existencialista francés, afirmaba que “el hombre está condenado a ser libre”. En otras palabras, el ser humano tiene la responsabilidad ineludible de tomar decisiones que configuren su vida. En este contexto, el Año Nuevo es una metáfora de esa libertad: un espacio de tiempo que se nos entrega sin garantía alguna, pero con la posibilidad infinita de darle forma mediante nuestras acciones, actitudes y decisiones.

Este nuevo periodo, en su esencia, no tiene posibilidad ontológica de ser bueno o malo, ni de traernos cosas para esperar algo de él. Es simplemente tiempo, un flujo continuo que se nos ofrece, y su cualidad, calidad o bondad depende, en gran medida, de lo que decidamos hacer con él. A menudo proyectamos expectativas, miedos y esperanzas, pero son nuestras elecciones y actitudes las que le otorgan sentido. El sujeto es el ser protagonista, que da contenido y sentido a la historia; el año, como ente abstracto, es solo un marco para nuestra acción y reflexión, un recordatorio de que el cambio no radica en el calendario, sino en nuestra capacidad para transformar nuestras vidas.

Es cierto que no todo en la vida depende de nuestra voluntad. Habrá dolores, sufrimientos y obstáculos que escaparán a nuestro control. El escritor libanés Khalil Gibran planteaba que “el dolor es el quebranto de la cáscara que encierra tu entendimiento”. De modo pues que, es en el dolor donde muchas veces encontramos el impulso para transformarnos, para aprender y crecer. Así, los desafíos que el año nuevo nos presente no deben ser vistos como frenos, sino como oportunidades para construir resiliencia y encontrar nuevas rutas hacia nuestras metas.

Pero, ¿cómo aprovechar este tiempo que se nos ofrece? La clave está en la actitud y el empeño con el que enfrentemos las situaciones, en la disposición para crear oportunidades donde otros ven problemas. Viktor Frankl, sobreviviente del Holocausto (genocidio perpetrado por el régimen nazi de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que resultó en el asesinato de casi seis millones de judíos europeos) y autor de El hombre en busca de sentido, nos dejó una enseñanza interesante: “aunque no siempre podemos cambiar las circunstancias, siempre podemos elegir nuestra actitud ante ellas”.

Amigo lector, cada uno de nosotros es un arquitecto del tiempo que se despliega ante nuestros ojos. Si lo vemos como un vacío a llenar o como un ente que trae el destino de la vida, quizás el año pase sin trascendencia alguna; pero si lo abordamos como una oportunidad, como un regalo que se nos da para construir algo significativo, entonces tendremos la posibilidad de hacer de este año algo memorable.

Lo que sí es cierto es que las esperanzas que traemos para ese nuevo año, deben estar llenas de responsabilidad y acompañadas por un compromiso con la acción. No basta con desear un mejor futuro; es necesario trabajar para alcanzarlo. Este trabajo puede implicar pequeños pasos diarios, desde mejorar nuestras relaciones personales o familiares, contribuir con nuestras comunidades o equipos de trabajo, hasta fortalecer o desarrollar todas nuestras capacidades.

En última instancia, este año será como queramos construirlo, es responsabilidad de cada uno. Es un tiempo que nos desafía a mirar hacia adelante con valentía, a enfrentar los retos con determinación y a crear, incluso en medio de la incertidumbre, un mundo mejor para nosotros y quienes nos rodean.
Y mientras el reloj avanza, no olvidemos jamás que el tiempo no se mide solo en minutos, meses o años, sino en cómo lo llenamos de sentido; pero eso no es función del calendario, eso lo aportamos nosotros, es actitud, es acción. En nuestras manos está la posibilidad de que, más que un simple paso del tiempo, este sea un año que marque la diferencia.

Feliz Año Nuevo: que sea tan brillante como nuestra voluntad de construirlo.

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