El Arsenal ridiculiza al Real Madrid y Rice destroza su mandíbula de cristal
Dos latigazos majestuosos de Declan Rice (que no había marcado un gol de falta en los 339 partidos que había jugado) y un zurdazo de Merino enterraron a un Real Madrid mediocre en Londres. La noche que los jugadores decidieron aportar compromiso colectivo, sacrificio y actitud, les falló lo que extrañamente nunca les falla, el talento para desequilibrar arriba. Cuando juegas con fuego… La mandíbula de cristal de los blancos, vestidos de un gris que presagiaba lo que vendría, convirtió un choque cómodo hasta la hora de partido en una hecatombe difícil de remontar en el Bernabéu. Y probablemente en el epílogo de Carlo Ancelotti como técnico blanco.
Ancelotti dirige desde el cadalso
Hay pocas tesituras más ingratas que la de Ancelotti, lastrado por las lesiones, la indolencia y el hartazgo de sus futbolistas, y cuestionado por la grada y los despachos. Así se plantó en Londres encomendándose a un once con Alaba, que el último partido que jugó de lateral en Inglaterra terminó señalado por Klopp («Si no hubiera salido Nacho (por Alaba) habríamos ganado»). Y con un doble pivote con Modric y Camavinga, pareja titular en tres partidos de los 51 de este curso: la derrota en Liverpool, el empate en Pamplona y el triunfo gris ante el Leganés. Y aún así, era probablemente el once más equilibrado que podía sacar. Defendía el Madrid con un Valverde enfurruñado (por ser lateral), un Asencio agotado, un Rudiger renqueante y un Alaba oxidado en cuyo carril volcó el Arsenal todo su juego. Los de Arteta atacaban con ‘llegadores’, sin delanteros posicionales, obligando a Modric y a Camavinga a sumarse. A los 14 minutos el bosnio Peljto, y el VAR, obviaron una mano de Asencio de esas que en la Liga son penalti. Pero Europa es Europa. Jueguen, jueguen…
El Madrid se mostró más robusto con el paso de los minutos y avisó con dos contras de Vini, pésimo partido el suyo, y Mbappé. Y a la media hora Bellingham puso a Kylian ante Raya. El francés ha venido para coronar estos partidos y marcar estos goles, pero tiró al muñeco. La primera parte acabó con una doble parada de Courtois y la sensación de que al Madrid le fallaba el estoque.
Tres goles en 17 minutos
Otro pase de primeras de Jude al inicio de la segunda parte puso a Mbappé en el área pequeña, pero estaba esquinado. Ante el llamativo naufragio de Vinicius, el cable a tierra del francés era Bellingham. Los de Ancelotti parecían haber enfriado la caldera londinense, hasta que en el minuto 57, cuando más plácido parecía el encuentro, llegó una falta fuera del área. Declan Rice atornilló una comba al palo de Courtois, que la vio pasar porque pareció faltar un hombre en la barrera y Valverde se volvió hacia adentro. El Real Madrid perdía porque sus básicos, la portería y el 9, no mostraban la excelencia acostumbrada en los momentos en los que suelen decidir los partidos.
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