El nuevo arancelazo Dominicano
Esto de los aranceles está de moda, yo te pongo el 25% y tú me pones el 50%, entonces yo te pongo el 75% y tú me pones el 100% y así un duelo aduanero hasta que nos arancelemos a muerte. Y la culpa es del rubio de arriba, del Trump malgenioso que no hace más que dar Trumpadas comerciales a diestra y siniestra.
Y ese efecto es contagioso, por ejemplo aquí, en el patio nuestro de cada día donde el costo de la vida sube como un cohete de feria hasta reventar los bolsillos, no íbamos a ser menos. Nos lo acaban de dar no los gringos, los chinos o la gente de Tasmania por importar sus simpáticos marsupiales carnívoros llamados demonios o diablos, sino nuestras propias autoridades con el alza del peaje de salida, pasando de 60 pesos a 200 billetes, cien al salir y cien al volver, es decir un 233% más de lo que veníamos pagando por una carreteras aún deficientes y una molestia más de tener que volver a pagar al retorno.
Y nadie dice, ni pío, ni mu, ni ¡ay!, ni nada de nada. Los dominicanos somos así, pacientes, generosos, magnánimos, nuestro dinero ya no es dinero, da lo mismo sesenta que doscientos, o cien que quinientos, los bares, los restaurantes y otros muchos comercios o negocios lo saben. El peso dominicano ya no tiene peso, es ingrávido, es una moneda espacial.
La justificación tácita oficial, o expresa si hace falta de este arancelazo son las grandes obras de los nuevos peajes y algunas obras y retornos de carreteras, como si los grandes impuestos a la gasolina o las revistas anuales que recaudan cada vez más dinero pues el parque móvil dominicano se incrementa de manera alarmante año tras año, no fueran suficientes.
Pero nada, silencio en la noche ya todo está en calma, el impuesto no duerme, la ambición no descansa. Si yo fuera el gobierno, además de aumentarme el sueldo, hubiera puesto el peaje a 500 de salida y 500 de regreso. Ya hemos apuntado lo dadivosos que somos y no íbamos a ser menos que los chinos o mexicanos.
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