La crónica de una muerte anunciada
Es lamentable afirmar que la República Dominicana parece haber regresado a los tiempos en que Cristóbal Colón intercambiaba espejos por oro con los indígenas, aprovechándose de su ingenuidad. Hoy, en pleno 2025, se repiten los patrones de engaño y estafa, esta vez con un disfraz más moderno pero con la misma esencia de siempre.
El país ha sido escenario de innumerables fraudes, desde las clásicas compras por internet hasta las apuestas callejeras. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido una nueva generación de «indios del 1492» que, cegados por la ambición, han caído en trampas como «Mantequilla«, «La Flor«, «Las Pirámides» y, recientemente, «ATB Football«. Todos estos esquemas han operado a través de plataformas sin garantías, dejando a miles de personas con deudas y desilusión.
El caso de Mantequilla: una lección no aprendida
Wilkin García Peguero, mejor conocido como «Mantequilla», inició en 2021 su empresa 3.14 Inversiones. Su negocio se popularizó en 2022 al prometer la duplicación del dinero invertido en corto tiempo. No obstante, al cierre del mismo año, el esquema colapsó, dejando a miles de personas en la ruina. Muchos hipotecaron sus casas, vendieron sus vehículos y vaciaron sus ahorros, sólo para encontrarse con que las promesas eran tan vacías como los espejos de Colón.
«La Flor» fue otro esquema que operó bajo la misma fórmula: grandes ganancias en poco tiempo. Esta estafa, al igual que muchas otras pirámides fantasmas, explotó el deseo de muchos dominicanos de salir de la precariedad económica. Sin embargo, una vez más, la historia terminó con miles de personas viendo sus ahorros desaparecer ante sus ojos.
ATB Football: el nuevo disfraz del viejo engaño
En 2025, cuando se pensaba que las lecciones del pasado habrían servido de advertencia, surgió ATB Football. Esta plataforma, que se promocionaba como un servicio de análisis deportivo, prometía multiplicar las inversiones de manera exponencial. A pesar de las advertencias del Ministerio de Hacienda, la ambición nubló el juicio de muchos. Nuevamente, las personas tomaron préstamos, hipotecaron sus casas y vendieron sus bienes con la esperanza de ganancias rápidas.
Al final, ATB Football cerró, y aquellos que perdieron su dinero buscaron culpables en todas partes, menos en sí mismos. Algunos incluso llegaron a culpar a los bancos, acusándolos de haber saboteado la plataforma para evitar la «competencia».
Resulta incomprensible cómo en una era de tanta información y tecnología, todavía haya quienes caigan en estas trampas. Es urgente fomentar la educación financiera y fortalecer las medidas de regulación para evitar que la historia se repita. De lo contrario, seguiremos intercambiando espejos por oro, sin aprender de nuestros errores.
Que esta crónica de una muerte anunciada sirva, al menos, como un llamado de atención para evitar nuevas estafas y proteger el patrimonio de las familias dominicanas.
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