Cartas de Manolo: Carta a la película Taxi Driver y el Falpo

Señor Taxi Driver, todo el mundo sabe que usted es una película de los años 1976. Fue un escándalo, con el extraordinario actor Robert De Niro y su director Martin Scorsese. Al leer el mensaje de la película, me recordé del Falpo. Según los críticos de cine, el tema es la soledad y la alienación del individuo en la gran ciudad.

El personaje de la película, su nombre es Travis Bickle, un veterano de la guerra de Vietnam. Su frustración de que Estados Unidos perdió la guerra del pueblo de Vietnam, sufre un trastorno de estrés postraumático, muy parecido a los dirigentes populares que su poco crecimiento en las masas del pueblo no le permite asistir con éxito a las elecciones municipales, congresionales y peor aún presidenciales, sin hacer el papel de ridículo en cuanto a cantidad de votos electorales.

Esta realidad le produce un estado mental de estrés traumático, sintiendo algo parecido por el pueblo que ellos dicen que luchan, el cual ellos consideran que son malagradecido, pueblo de la mierda, ciudadano tira peo, de bajo mundo, de bajo nivel ideológico y hasta oportunistas, corruptos; Así el Taxi Driver veía al pueblo norteamericano.

Querido Falpo, ustedes, igual que Taxi Driver, crearon su propio enemigo porque no son pendejos para luchar contra una sociedad podrida, donde los ricos son muchos y tienen todos los poderes del infierno en la Tierra, y los pobres están lejos de tomar conciencia. Se necesitaría tomar 365 días para darle charlas, conferencias, cursos de educación política y, sobre todo, buscarle comida, cama, muchas mesas para jugar dominó en los momentos libres y casi se necesitan sus tragos de ron y cerveza los fines de semana durante los cursos.

Señor Taxi Driver, después de regresar del invencible Vietnam, eligió como enemigo fundamental y único a una prostituta que trabajaba con un político corrupto. Él entendía que tenía que hacer justicia con ese maltrato sexual, con una mujer que le había producido un sentimiento algo así como amoroso, que era la única cosa que le motivaba placer en una sociedad vacía y maldita, llena de informaciones que llevan agresividad, no le gustaba ver televisión por las cosas asquerosas que pasan por ella. Y los periódicos los usaba cuando iba al baño.

Era un auténtico rebelde individual, como le gusta al gobierno de Donald Trump, que los individuos no se agrupen y que los países liberales no se unan en contra de la política imperialista.

Señor Falpo y la Unión de Junta de Vecinos, a ustedes tampoco les interesa que la izquierda se una, mucho menos el pueblo, porque pierden sus fuerzas de manipulación en la ciudadanía. Ya eligieron su propio enemigo, que son la gobernadora, el senador y algunas veces el general de la Policía, pero no incluyen el enemigo de clase, los ricos, el gobierno y los auténticos dueños del infierno aquí en la Tierra por mandato de Estados Unidos. El Falpo y los que dan con olor a izquierda ven a los haitianos como el pobre pueblo de Israel, elegido por Dios y las víctimas de la guerra de Adolfo Hitler.

Hoy ese mismo pueblo dirigido por los descendientes de Abraham, según la obra pasada de moda llamada El Viejo Testamento, el país de Israel, se ha vuelto un estado peor que Hitler, como original dueño de Gaza, como son los palestinos.

Y eso mismo le puede suceder a la República Dominicana con el estado haitiano, que está produciendo la invasión pacífica del país desde hace 50 años.

Atentamente,
Manolo Bonilla,
Taxi Driver.

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